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Es mucho lo que
se habla hoy día sobre las Economías Emergentes. Suerte
de nuevo termino para identificar a los países del tercer mundo
que están en vías de desarrollo, y que de alguna manera,
encuadran en un modelo de apertura de mercado.
Esta nueva definición, es el resultado del desgaste político
del termino “en vías de desarrollo” y de la “globalizacion
mundial”. No obstante, son pocos los lideres mundiales que hacen
uso del análisis como herramienta para ubicar la clave verdadera
de esta emergencia en su lugar apropiado. Que no es otro que el mejoramiento
educativo y cultural de los pueblos y la incorporación y/o desarrollo
de nuevas tecnologías. Esto, es por cierto, mas que evidente en
nuestro País donde sus lideres se han preocupado diligentemente
en que este mejoramiento no suceda y en que se mantenga lo más
difuso posible el bagaje histórico, la precisión conceptual
y el saber por que y para que, en contraste con una claridad pragmática
sobre el cómo.
Buen ejemplo de esto lo es la actual tendencia privatizadora que obser-vamos
especialmente en nuestro continente en los últimos años,
mirándonos en el espejo de los países Asiáticos que
tuvieron hasta el año 97 un comportamiento mas que exitoso, habiéndose
caracterizado su crecimiento, por una competencia intensa, donde el roll
principal estuvo en manos de los sectores privados.
Otra de las causas evidentes del incremento de la tendencia privaticionista,
lo representa el fracaso de las economías socialistas con su modelo
de planificación centralizada, o aquí, un poco mas cerca
en nuestro continente, el modelo Cepalista de sustitución de importaciones
aceptado por casi todos los estados que lo conforman, y que fracasó
por la ineficiencia, ineficacia, e ineptitud de los lideres ”fundamentales”
que intentaron implementarlo desconociendo totalmente las reglas del juego
y comprometiendo como consecuencia a los países de nuestro continente
en una tarea para la cual no estaban diseñados ni mucho menos preparados.
Lo que no quiere decir, que no podamos hacerlo.
Esto, podemos graficarlo claramente con el manejo de las industrias básicas.
Que han sido fuente de ineficiencias por su falta de competitividad y
sus características monopolicas, sus excesivos planteles laborales
con convenciones colectivas absoluta-mente imposibles de honrar a sabiendas
tanto de los lideres sindicales, como de los dirigentes de las industrias,
sus subsidios desmedidos, sus practicas nepoticas y corruptas claramente
reflejadas en sus muy malos resultados financieros.
Toda esta argumentación valida o no, es la base del movimiento
privati-cionista -el cual por cierto no existiera si no estuvieran dadas
las condiciones- que se ve reforzado con otros argumentos como: Buscar
la generación de nuevas fuentes de ingresos para los países,
nuevos financiamientos para las industrias y empresas, búsqueda
de motivación de la inversión interna privada, propiciar
el retorno de capitales fugados en las ultimas dos décadas o desarrollar
el mercado de capitales. Asi mismo, todos estos argumentos son de una
validez incontestable, pero lo serían mucho mas si no fueran las
circunstancias las que nos obligaran a utilizarlos.
También, podemos asumir como argumento; que al privatizar se reduce
el déficit fiscal, se mejora la calidad de los bienes y servicios
privatizados, se crean nuevas fuentes de ingresos por los nuevos impuestos
obtenidos y que, además, la privatiza-ción ayuda, dependiendo
del éxito de las negociaciones al mejoramiento de la confianza
tanto de los inversores internos como de los inversores extranjeros. Quienes
atraídos por la seriedad de los procesos, invertirían no
solo en las áreas de poco o ningún riesgo, sino en algunos
otros que eventualmente les resulten atractivos.
Como vemos, aparentemente las privatizaciones tienen un sin numero de
ventajas y de argumentos atractivos. No obstante, debemos entender que
estos son procesos muy complejos, intensamente politizados o políticos,
que necesitan de un liderazgo muy fuerte en todos los niveles que corresponda.
Y muy especialmente, a nivel de los jefes de estado dado el carácter
excesivamente presidencialista que caracteriza a la región.
Deben así mismo ser lo mas transparente posible, implementando,
de ser necesario marcos legales y leyes especificas que definan los derechos
de todos los participantes. Es decir, tanto de los particulares, como
del Estado, de esto depende en gran medida la participación de
los inversionistas corporativos o individuales.
Hoy día podemos afirmar sin temor a equivocarnos; que privatizar,
resulta más una necesidad que un planteamiento ideológico
y que en el futuro seguramente tal y como sucede en las economías
abiertas; las privatizaciones, fusiones, joint ventures etc. Serán
practicas comunes sujetas a otro tipo de política. O de Políticas
comerciales.
Al final de estas reflexiones podemos afirmar;
Que las privatizaciones en si no son una panacea.
Que el hecho de que en cierta medida ayuden a reducir el déficit
fiscal, no implican una mejora en el largo plazo “si no se toman
en conjunto otras medidas y políticas globales que coadyuven a
este fin”.
Que debemos ser más auténticos en nuestros procesos. Y que
comprendamos, que es más difícil hacerlo mal, que hacerlo
bien.
Es indudable que todos los procesos de privatización conllevan
sacrificios que en la mayoría de las veces recaen sobre sus trabajadores.
Pero que dependiendo del éxito obtenido, surge rápidamente
un reacomodo laboral por efecto de la reactivación económica
que este éxito debe conllevar.
En definitiva, no debemos sentir miedo ni aprensión a privatizar,
debemos por el contrario involucrar a los trabajadores en el proceso haciéndolos
accionistas de las nuevas empresas resultantes;
Abriendo los capitales a todas las composiciones accionarias posibles.
A los capitales Nacionales y extranjeros que de seguro estarán
dispuestos a quedarse en el país en la medida en que encuentren
claridad en los procesos, seriedad en los dirigentes, y laboriosidad en
los contingentes laborales.
Esto mismo es lo que a cada uno de nosotros nos gustaría si tuviéramos
la posibilidad de tener una empresa propia, por pequeña que esta
fuera. Entonces: ¿ si es bueno para nosotros, no es bueno para
los demás?.
Amanecerá y veremos.-
Romulo E Lander Hoffmann.-
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