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A
comienzos del año 2001 el gobierno de Hugo Chávez planteó
la realización de una reforma monetaria para disminuir la inflación.
Esta pretensión del gobierno era a todas luces absurda dado que
la disminución de la inflación experimentada entre los años
1998 y 2000 (argumento principal del gobierno) era consecuencia exclusiva
del anclaje del tipo de cambio, que obviamente enmascaraba una inflación
subyacente. La política fiscal y cambiaria conspiraba contra la
estabilidad de los precios y especialmente, conspiraba contra las expectativas
de los actores económicos.
Los sucesos políticos del momento impidieron al gobierno llevar
a cabo su pretendida reforma y finalmente terminaron por dilatarla.
La necesidad de devaluación de febrero de 2002 y con ella, el salto
inflacionario de ese año, hizo que la tasa de inflación
pasara de 12% en 2001 a 32% en 2002, y creo que afortunadamente porque
de haberse aplicado la reforma en ese momento, esta hubiese terminado
en el más rotundo de los fracasos y con este fracaso la posibilidad
de la aparición de un ciclo hyperinflacionario. Siguiendo los pasos
ya transitados antaño por algunas economías latinoamericanas.
Para que una reforma monetaria tenga posibilidades de éxito debe
tener en cuenta un conjunto de medidas; tanto en el plano fiscal como
en el monetario, cuyo objetivo final sea aumentar la credibilidad de la
política económica que se pretende (si es que realmente
en el fondo la hubiere).
Ahora bien, visto el mas que desproporcionado gasto público y la
dimensión del déficit fiscal actuales, una reforma, seria,
de este tipo no puede ser implementada en Venezuela, de allí que
el gobierno y el BCV decidieron llamarla reconversión monetaria,
Re expresión Monetaria, Revalorización Monetaria, Redenominación
Monetaria, y/o como decidan llamarla en el futuro, pero que en realidad
no es otra cosa que quitarle tres ceros al bolívar (cosmética
pura, pues) y con ello re expresar todas las magnitudes en unidades de
menor valor monetario que desde el punto de vista económico, la
única ventaja que traería seria la simplificación
de las cuentas y la facilitación de la interpretación de
las operaciones financieras.
Insisten algunos funcionarios públicos, sin soporte alguno, que
la reconversión bajará la inflación. Afirmación
absolutamente irresponsable que generará falsas expectativas en
la población, pero que servirá a los propósitos de
trapo rojo tan comúnmente usado por este gobierno.
Es absolutamente seguro que el gobierno tarde o temprano tendrá
que acudir a la devaluación para poder cuadrar sus cuentas. “El
cuando”, es la gran pregunta.
Dada la manifiesta incapacidad del gobierno para mesurar el gasto publico
improductivo que se refleja en déficit fiscal, mi percepción
es que apoyado en el aumento de los ingresos petroleros vía el
aumento de los precios del barril de petróleo, el gobierno tratara
de cubrir parte del déficit fiscal con este aumento de los ingresos.
Y en lo que resta de este año, jugará con el diferencial
del paralelo tratando de manipularlo vía emisión de deuda
interna, y que a finales del 2007 devaluaría alrededor de un 30%
de manera de acortar el diferencial del dollar oficial – paralelo,
para retardar lo más posible la devaluación necesaria de
la Moneda re expresada, la cual nacerá sobre valuada respecto al
nuestra principal moneda de referencia; el dollar.
Todo esto, lo hará apoyado en la ilusión que se creara alrededor
del nuevo Bolívar fuerte (?) y en la profundización del
“Proceso”. Confiando con esto aguantar las reacciones que
generará el fracaso del nuevo Bolívar fuerte(¿)
El gobierno podría aprovechar las dificultades que está
enfrentando y las que ve venir, para demorar al menos por un trimestre,
la implementación de la puesta en marcha de la reconversión
prevista para Enero 2008. Me explico: El gobierno sabe que al devaluar,
la inflación podría acelerarse, con lo cual las monedas
de menor denominación (Puya, Locha, Céntimo) podrían
perder parte de su poder de compra y con él, su poder psicológico.
Por lo que necesita tiempo.
En segundo lugar existen dificultades relativas a la acuñación,
emisión y distribución de las nuevas unidades monetarias.
(La casa de la moneda no ha emitido ningún informe al respecto;
¿Otro secreto de Estado?) Por lo que necesita tiempo.
Así mismo, Se deben adaptar todas las máquinas registradoras,
los sistemas de computación y los sistemas de facturación
al nuevo esquema con tres ceros menos, por lo que se necesita de inversión
y tiempo.
En tercer lugar, dado que no se tienen todavía las muestras físicas
de los nuevos billetes de manera que los prestadores del servicio de cajeros
automáticos puedan realizar los cambios necesarios relativos al
grosor y las dimensiones de los billetes a ser dispensados por los cajeros
automáticos, esto implicaría un retardo en este importantísimo
medio bancario, por lo que necesita tiempo.
Pero más importante aun, es que el gobierno confía en poder
neutralizar la devaluación necesaria con la disminución
del IVA, y que con la colocación de nueva deuda, podrá acercar
el diferencial cambiario para que su mal nacida (sin alegorías
ofensivas) reforma monetaria tenga, al menos un año de vida y de
allí en adelante y tal cual es su génesis: COMO VAYA VINIENDO,
VAMOS VIENDO.
Amanecerá y
Veremos.
julio
2007
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